miércoles, 25 de mayo de 2011

CARLOS FUENTES:Yo, Napoleón

REFORMA 25 Mayo 2011



En los manicomios, hay locos que se creen Napoleón. En la Presidencia Mexicana, hay un hombre cuerdo que se cree Winston Churchill. Aquél, Winston, se enfrentó en soledad al poder victorioso de Hitler, que se extendía de Francia a las puertas de Moscú. Este, Calderón, tiene que vérselas con pandillas de narcos corruptos y corruptibles. Churchill se defendía contra una invasión nazi que hubiese acabado con las libertades británicas e instaurado un régimen fascista, militarista, totalitario. Calderón se defiende contra bandas de narcos que sólo existen en gran medida, por las erróneas políticas del Gobierno.



Si cambian esas políticas, ¿se acaban los narcos? Quizás no se acaben pero podrían perder poder, dejar de ser la amenaza que Calderón les atribuye, comparable a la amenaza nazi a la que combatió Churchill. La desproporción es notoria, insultante y corregible. La marcha ciudadana exige seguridad a nivel nacional, combate a la corrupción y la impunidad y a favor de la seguridad. Es muestra de una creciente insurgencia ciudadana, harta de políticas ineficaces que el Presidente compara, frisando el absurdo, con la defensa por Churchill de la democracia contra los ejércitos, los cuerpos de seguridad, los espías y delatores, los colaboracionistas, los partidos fascistas, de la Europa ocupada por Hitler.



La comparación no sirve. Insulta a Churchill. Engrandece a los criminales. No ofrece salidas, nos condena a la repetición de lo inútil: más de lo mismo, victorias parciales del Gobierno y victoria plena del crimen, que se renueva y fortalece sin plazo mientras las instituciones oficiales mudan y caducan.



¿Hay esperanza? Las venideras elecciones nacionales en 2012, la dan. Pero sólo si las ganan personas capaces de identificarse con la ciudadanía y sus exigencias. ¿Tiene el PRI candidatos capaces de hacerlo? ¿Los tiene el PAN? ¿Alguien confía en el regreso del tricolor con su cauda de viejos pecados, redimibles algunos, irredimibles otros, seducibles todos por el ejercicio del poder? ¿Goza de confianza el partido en el trono, el PAN; después de casi doce años de ejercicio? No critico. No adelanto. Pregunto.



¿Y puede llegar a la Presidencia una izquierda hoy dividida, por no decir fragmentada? ¿Puede ganar una izquierda minoritaria, dogmática, con más lemas que ideas de Gobierno? ¿O puede formarse, de aquí al año entrante, una izquierda moderna, atractiva para el gran centro votante, centro-izquierda, si un buen candidato se propone ganarlo, asegurar más que el PAN de salida o el PRI de regreso? No sé, pregunto.



Lo que ya no sirve es la política oficial de hoy, concentrada en “la guerra” contra el narco comparada, ni más ni menos, a la defensa de la democracia por Churchill contra el nazismo.



¿Hay otra? Por supuesto y esto es lo grave. La insistencia en una política fracasada cuando hay políticas alternas razonadas y dignas de ser puestas a prueba. Me refiero, claro está, a la Comisión Global sobre política de drogas presidida por Fernando Henrique Cardoso, César Gaviria y Ernesto Zedillo, con el concurso de Joao Roberto Marinho, Mario Vargas Llosa, Moisés Naím, Sergio Ramírez y Alejandro Junco, entre otros. Tratar el consumo de drogas como una cuestión de salud pública. Reducir el consumo mediante políticas de prevención y reprimir el crimen organizado, sí, pero como parte de una política paralela de descriminalización. Menos acciones penales, mayores alternativas al prohibicionismo, participación de un número creciente de organizaciones sociales y culturales: este no es un asunto que puede abandonarse al Gobierno, a las agencias de Policía y a las fuerzas armadas.



Sólo en México: cuarenta mil muertos.



Sólo en México: treinta y seis mil efectivos de la Policía Federal.



¡Tantos muertos como policías!



El dolor y el agravio motivaron la gran marcha de Cuernavaca a la Ciudad de México. Como todos los eventos multitudinarios, corre el peligro de disgregarse. Nadie marcha todos los días, o por los mismos motivos. Es de esperar que la gran marcha se traduzca en un pacto político ciudadano permanente, que trascienda al sexenio calderonista, que sea asumido por el candidato fuerte y lúcido de una izquierda renovada, atractiva, capaz de proclamar para el Gobierno las exigencias de la insurgencia civil. Esta debe mantenerse. El siguiente Gobierno debe atenderla.



Calderón no es Churchill. ‘El Chapo’ Guzmán no es Hitler. Calderón es legítimo Presidente de México. Los narcos son criminales. La ciudadanía despierta y activa los supera a ambos.



Envío: En la opereta Landrú canta un personaje de Alfonso Reyes: “De los cuarenta para arriba, no te mojes la barriga”. Con más de sesenta años, Dominique Strauss-Kahn se mojó la barriga y fue a dar con sus huesos a una cárcel norteamericana. Error, pecado y ofensa a una mujer.

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