martes, 31 de mayo de 2011

CAMBIOS EN LA COMUNICACION

Alejandro Alvarez

Ha sido vertiginosa la forma en que han evolucionado las formas de
comunicación entre los seres que habitamos esta sufrida superficie
planetaria. No me remontaré a las épocas en que a base de sonidos
guturales, gritos o macanazos se hacían entender los hombres, no, hablaré
de apenas hace unas décadas o pocos siglos. El envío de documentos
escritos a personas lejanas debió haber surgido con la escritura y ésta
se remonta quizás a unos seis mil años. Hasta principios del siglo XX era
ésta la forma esencial de comunicarse a través de grandes dimensiones
espaciales y temporales. Variando los materiales donde se cifraban los
mensajes –tablillas de arcilla, textiles, cortezas vegetales, papel– y la
velocidad –mensajeros de a pie, a caballo, en carretas, barcos, aviones–
el sistema era esencialmente el mismo: el documento escrito por el
remitente era físicamente puesto en manos del destinatario años, meses o
días después. Los documentos eran extensos y detallados, razonados y en
ocasiones de una relevancia clave en para la historia del conocimiento.
Transcribo casi textual un fragmento de una noticia reciente sobre la
correspondencia de Isaac Newton: “En una carta, Isaac Newton (1642-1727),
cuando no rebasaba los treinta años de edad, bosqueja los principios del
cálculo. Otros escritos muestran sus pensamientos en temas que van desde
la gravedad hasta la óptica y los cometas. Si se apilaran, las cartas y
otros documentos llegarían a casi 4,5 metros de altura. Con la formulación
del cálculo y las ecuaciones básicas del movimiento, Newton estableció los
fundamentos de gran parte de la ciencia moderna”. Debido a esa misma
correspondencia hoy se sabe que Don Isaac era un profundo religioso e
incursionó también en la teología. Ahora que está de moda ponerle fecha al
fin del mundo también Newton hizo su contribución. La carta donde Newton
habla del 2060 como fecha del fin del mundo, es parte de una colección
llamada ‘Los secretos de Newton’. En la carta en cuestión, Newton hace una
operación matemática a partir de una sentencia bíblica (Libro de Daniel)
donde se afirma que "el mundo se acabará 1260 años después de la fundación
del Sacro Imperio Romano” y da con el año 2060, pero comenta en dicha
carta que "esto no lo hago para afirmar cuándo será el año del
Apocalipsis, sino para poner fin a la conjetura de hombres imaginativos
que señalan que el fin será pronto". O sea, Newton no realizó ninguna
profecía, simplemente tranquilizaba los ánimos fatalistas allá a finales
del siglo XVII. Como se ve los agoreros del fin del mundo ya tienen sus
añitos. Una de las grandes ventajas del carteo fue que el testimonio
quedaba vivo y así es como hoy conocemos esa producción de Newton y de
muchas otras personas quizás no tan relevantes. Para quienes hoy rebasan
el medio siglo de edad la carta fue el sistema fundamental para entrar en
contacto con seres queridos (o a veces no tanto) y lejanos ( a veces
tampoco tanto). Dependiendo de la premura con la que se quisiera hacer
llegar había servicio terrestre y aéreo, ordinario y urgente. Se podía
escribir en papel de color, perfumado, cuando se quería hacer énfasis en
el amoroso propósito, o bien podría ser escrita en máquina de escribir
para resaltar la formalidad con subrayados y letras rojas en aquellos
puntos sobresalientes de la misiva.
Las cosas empezaron a tomar un rumbo y ritmo asombroso cuando la
comunicación se hizo con medios electrónicos, empezando con el radio y
terminando con lo que hoy es la Internet y sus sofisticados sistemas de
enlace (correo electrónico, redes sociales, chat, qué se yo).
Paradójicamente el sentido de la comunicación ha sido modificado en su
concepto original. Lejos de transmitirse ideas y nobles sentimientos,
parece que en un altísimo porcentaje lo que se hace es regresar a las
onomatopeyas de la época de las cavernas. Transcribo una “conversación”
moderna ordinaria en un chat:
– OOLAAAA! (así, con falta de ortografía)
– YEEEE, HIII
– K ONDA
– TKM
– SAL2
– CHIIIDOO

Y así se pasa a la siguiente charla a velocidad supersónica. Algo no anda
bien en los sistemas modernos de comunicación.

1 comentario:

Edmundo Lizardi dijo...

DE SILVIA JORDÀN:

LOS SISTEMAS DE COMUNICACION NO ESTAN MAL,,,,,,, HAY MUUUCHA COMUNICACION -!!! LO QUE ANDA MAL ES LA EDUACION Y LOS VALORES. ESO HACE QUE SE LE DE MAL USO A LOS SISTEMAS..

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